Con que finalidad estudia el adn la policia cientifica

Importancia del análisis de ADN en la investigación criminal

Los investigadores y el personal del laboratorio deben colaborar para determinar las pruebas más probatorias y establecer prioridades. Aunque este folleto no pretende ser un manual para la recogida de pruebas de ADN, todo funcionario debe ser consciente de las cuestiones importantes que conlleva la identificación, la recogida, el transporte y el almacenamiento de las pruebas de ADN. Estas cuestiones son tan importantes para el primer agente de patrulla que interviene como para el detective experimentado y el especialista en el lugar del delito. El material biológico puede contener agentes patógenos peligrosos, como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y el virus de la hepatitis B, que pueden causar enfermedades potencialmente mortales. Dada la naturaleza sensible de las pruebas de ADN, los funcionarios deben ponerse siempre en contacto con el personal de su laboratorio o con los técnicos de recogida de pruebas cuando surjan dudas sobre la recogida.

Dado que pueden utilizarse como pruebas muestras de ADN extremadamente pequeñas, es necesario prestar mayor atención a las cuestiones de contaminación a la hora de identificar, recoger y conservar las pruebas de ADN. Las pruebas de ADN pueden contaminarse cuando el ADN de otra fuente se mezcla con el ADN relevante para el caso. Esto puede ocurrir cuando alguien estornuda o tose sobre las pruebas o se toca la boca, la nariz u otra parte de la cara y

Perfiles de ADN en la ciencia forense

La División de Investigaciones Científicas (SID) presta servicios de laboratorio a todos los organismos policiales del condado de San Bernardino. La SID es un laboratorio de criminalística de servicio completo que consta de cinco secciones y más de 100 miembros del personal. Desde 1995, la División de Investigaciones Científicas ha sido un laboratorio acreditado a través de la Sociedad Americana de Directores de Laboratorios Criminales/Junta de Acreditación de Laboratorios (ASCLD/LAB) y la Junta Nacional de Acreditación de ANSI (ANAB).

Antes de 1957, los organismos encargados de hacer cumplir la ley en el condado de San Bernardino dependían de examinadores privados o de los servicios de los laboratorios de la policía o del sheriff de Los Ángeles para los servicios forenses. Para mejorar la disponibilidad de estos servicios, el sheriff Frank Bland inició la creación de un laboratorio criminalístico local en 1957. El Departamento contrató a Tony Longhetti, un nativo de California y graduado del programa de Criminalística de la Universidad de California-Berkeley, para dotar de personal a esta nueva operación unipersonal. En agosto de 1957, el nuevo laboratorio recibió su primer caso relacionado con el análisis de pruebas de incendios provocados. A éste le siguió poco después la presentación de una posible «marihuana». En 1982, el Laboratorio de Criminalística y la Sección de Identificación se combinaron para crear la Oficina de Investigaciones Científicas. A lo largo de los años, el personal de la división fue aumentando poco a poco hasta llegar a más de 100 empleados que realizaban análisis en múltiples disciplinas forenses analizando miles de casos cada mes.

Importancia del ADN en la ciencia forense

Cinco investigadores de la escena del crimen, con trajes blancos de Tyvek y guantes de látex morados, recorren un bosque de Tennessee en una oleada lenta, buscando zonas hundidas y otros indicios que puedan indicar la existencia de una tumba. El aire frío de la mañana está perfumado con marga, hojas, agujas de pino y un toque de descomposición humana.

«¿Quieres usarlos?», responde Arpad Vass, instructor de la Academia Nacional de Medicina Forense de Oak Ridge (Tennessee), donde los agentes de la ley acuden para aprender a utilizar la ciencia para resolver crímenes, al menos en teoría. «Los uso en todo».

Fred Ponce, un detective privado de Miami, Florida, con bigote y barba oscuros, se pone a trabajar. Arranca los rectángulos de plástico rojo de dos estacas y espacia sus manos para medir unos 30 centímetros de acero recto, luego dobla el metal restante en forma de asas. Sujetando las estacas como si fueran seis tiradores, camina sobre una de las supuestas tumbas. Las estacas se cruzan. Lo hace de nuevo. Se cruzan. Y otra vez. Se cruzan.

Arpad Vass, instructor de la Academia Forense Nacional de Oak Ridge (Tennessee), se encuentra ante un enterramiento en el bosque. Los estudiantes que asisten al programa de formación de 10 semanas, que se celebra tres veces al año, aprenden a localizar, cartografiar y excavar tumbas.