Artículos interesantes sobre el cerebro
El científico y escritor Lyall Watson comentó una vez: «Si el cerebro fuera tan simple que pudiéramos entenderlo, nosotros seríamos tan simples que no podríamos». Las caóticas redes de miles de millones de neuronas que laten eléctricamente en nuestros cráneos han dejado perplejos a los científicos durante siglos. Sin embargo, en los últimos 10 años se ha disparado nuestro conocimiento de este misterioso órgano. Los prodigiosos avances en las técnicas moleculares y de diagnóstico han puesto al descubierto parte de la complejidad del cerebro, y los científicos están empezando a analizar cómo se traducen estas revelaciones en el comportamiento cotidiano, por no hablar de las enfermedades. «Lo siento mucho por la gente que se jubiló hace cinco años», dice Michael Stryker, neurocientífico de la Universidad de California en San Francisco. «La neurociencia de ahora es un mundo completamente distinto al de antes». Para celebrar su décimo aniversario, Scientific American Mind echa la vista atrás a 10 importantes ramas de la investigación del cerebro y a las significativas contribuciones que ha hecho cada una de ellas.
Para diagnosticar trastornos neurológicos hace sólo dos décadas, los médicos realizaban procedimientos costosos o intrusivos como escáneres cerebrales, punciones lumbares y biopsias. Los padres de niños con enfermedades hereditarias solían preocuparse por si transmitían la misma anomalía genética a su siguiente hijo. Hoy en día, muchas de esas evaluaciones -incluidas las de determinados trastornos degenerativos, epilepsias y trastornos del movimiento- pueden realizarse con un rápido y sencillo análisis de sangre. Estas evaluaciones fueron posibles gracias al Proyecto Genoma Humano (PGH), que secuenció y cartografió nuestros genes en 2001. Tras él, una avalancha de nuevas tecnologías de secuenciación permitió a los científicos aumentar nuestra comprensión de las vías genéticas que originan los trastornos neurológicos y psiquiátricos.
Artículos sobre la psicología del cerebro
El cerebro humano es el órgano más complicado que ha creado la naturaleza: 100.000 millones de células nerviosas y muchos más puntos de contacto entre ellas dotan a nuestro cerebro de unas capacidades que ningún superordenador puede igualar a día de hoy. Una de sus características más importantes es su capacidad de aprendizaje. Pero, ¿cómo puede un conjunto de neuronas aprender algo en primer lugar? ¿Y puede mejorarse específicamente esta capacidad?
Hasta hace unos años, los científicos pensaban que una cosa era segura: el cerebro de un adulto no cambia. Hoy, sin embargo, sabemos que el cerebro se transforma constantemente hasta la vejez. Algunos neurobiólogos incluso lo comparan con un músculo que se puede entrenar. Los vendedores de los denominados programas de entrenamiento del cerebro recogen ahora esta idea y ofrecen ejercicios destinados a aumentar el rendimiento del aprendizaje y la memoria.
La idea de que el cerebro sigue siendo capaz de aprender durante toda la vida es indiscutible desde el punto de vista científico. Si no fuera así, los seres humanos no podríamos superar la amplia gama de retos que encontramos a lo largo de nuestra vida. Por ejemplo, incluso en la vejez podemos aprender un idioma extranjero y yoga, podemos recordar la cara y la voz de un nuevo compañero de trabajo o la ruta a una nueva pizzería.
Estudio del cerebro y el comportamiento humanos
Figura 4.13 El lóbulo frontal y el juicio moral. Koenigs y sus colegas (2007) descubrieron que el lóbulo frontal es importante en el juicio moral. Las personas con lesiones en el lóbulo frontal eran más propensas a estar dispuestas a dañar a una persona para salvar la vida de otras cinco que los participantes de control o los que tenían lesiones en otras partes del cerebro. [Descripción larga]
Además de los enfoques basados en las lesiones, también es posible conocer el cerebro estudiando la actividad eléctrica creada por el disparo de sus neuronas. Uno de los enfoques, utilizado principalmente con animales, consiste en colocar detectores en el cerebro para estudiar las respuestas de neuronas específicas. La investigación con estas técnicas ha descubierto, por ejemplo, que hay neuronas específicas, conocidas como detectores de rasgos, en el córtex visual que detectan el movimiento, las líneas y los bordes, e incluso las caras (Kanwisher, 2000).
Un enfoque menos invasivo, y que puede utilizarse en seres humanos vivos, es la electroencefalografía (EEG), como se muestra en la figura 4.14. El EEG es una técnica que registra la actividad eléctrica producida por las neuronas del cerebro mediante el uso de electrodos que se colocan alrededor de la cabeza del participante en la investigación. Un EEG puede mostrar si una persona está dormida, despierta o anestesiada porque se sabe que los patrones de las ondas cerebrales difieren durante cada estado. Los electroencefalogramas también pueden rastrear las ondas que se producen cuando una persona lee, escribe y habla, y son útiles para entender las anomalías cerebrales, como la epilepsia. Una ventaja especial del EEG es que el participante puede moverse mientras se realizan las grabaciones, lo que resulta útil para medir la actividad cerebral de los niños, que suelen tener dificultades para mantenerse quietos. Además, al seguir los impulsos eléctricos a través de la superficie del cerebro, los investigadores pueden observar cambios en periodos de tiempo muy rápidos.
El estudio del cerebro se llama anencefalia
– El programa Brain Mapping by Integrated Neurotechnologies for Disease Studies (Brain/MINDS) de Japón comenzó en 2014 y está previsto que reciba unos 30 millones de dólares anuales. El proyecto estudia los titíes transgénicos (Callithrix jacchus) como modelos de enfermedades humanas.
– China tiene previsto estudiar el cerebro de los macacos como modelo para los humanos. El proyecto nacional China Brain, aunque muy discutido, aún no ha sido lanzado por el gobierno. Sin embargo, hay proyectos regionales en marcha en Shanghai y Pekín.
– La Fundación Kavli, una organización sin ánimo de lucro con sede en Los Ángeles (California), financia la investigación y coordina la Iniciativa Internacional del Cerebro (IBI), un movimiento centrado en ayudar a varios proyectos nacionales a trabajar juntos y compartir datos. La IBI está creando un inventario de iniciativas sobre el cerebro para enumerar los proyectos y la financiación en todo el mundo.
En Estados Unidos, la iniciativa Brain Research through Advancing Innovative Neurotechnologies (BRAIN) se puso en marcha en 2014, con un presupuesto previsto de entre 300 y 500 millones de dólares anuales durante 12 años. Gran parte de ella se lleva a cabo bajo los auspicios de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. También participan la Fundación Nacional de la Ciencia; la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa, que desarrolla tecnologías de vanguardia para uso militar; y la Actividad de Proyectos de Investigación Avanzada de Inteligencia, que hace lo propio en el ámbito de la inteligencia.