Ejemplo de valores adquiridos a través de la ciencia
La ciencia como actividad humana se relaciona con diferentes valores humanos, y por tanto es susceptible de valoración ética, tanto por sus consecuencias, como por su proceso y su acción. Por ello, la ética no puede separarse del análisis científico, como pretendía la concepción heredada. Es necesario investigar y conocer las diferentes razones de los científicos para realizar unas u otras investigaciones. La práctica científica es una responsabilidad social, y un científico no debe adoptar comportamientos contrarios a esa responsabilidad, porque puede producir consecuencias no deseadas. Este artículo pretende analizar cómo en la actividad científica debe primar la ética.
Durante décadas se ha aceptado el hecho de que la ciencia consistía exclusivamente en conocimiento y estaba libre de valores, como sostenían los neopositivistas y el empirismo. Estas escuelas establecían una clara diferencia entre los juicios de hecho y los juicios de valor, en la que la ciencia se reservaba para los juicios de hecho, despreciando cualquier juicio de valor en la actividad científica, como escribió Ayer la ciencia nunca discute sobre cuestiones de valor, sólo sobre cuestiones de hecho.1 Más adelante, Ayer atestigua que los juicios morales no son juicios reales; no significa que no sean importantes o que aducir argumentos a su favor sea imposible, sino que estos argumentos no funcionan como la lógica o los argumentos científicos.2 En términos del positivismo de Ayer, es clara la exclusión de los valores de cualquier análisis e intervención en la ciencia, escapando de los enunciados analíticos únicos, capaces de veracidad o falsedad, y en consecuencia, los valores corresponden a expresiones de sentimientos y no tienen significado científico.
Valores sociales de la ciencia
La ciencia de la moral puede referirse a varias formas de naturalismo ético que basan la moral en la consideración racional y empírica del mundo natural[1]. A veces se enmarca en el uso del enfoque científico para determinar lo que está bien y lo que está mal, en contraste con la creencia generalizada de que «la ciencia no tiene nada que decir sobre el tema de los valores humanos»[2].
La ciencia moral puede referirse a la consideración de lo que es mejor para, y cómo maximizar el florecimiento de, ya sea de individuos particulares[cita requerida] o de todas las criaturas conscientes[3][4] Se ha propuesto que la «moralidad» puede definirse adecuadamente sobre la base de premisas fundamentales necesarias para cualquier discusión empírica, secular o filosófica y que las sociedades pueden utilizar los métodos de la ciencia para proporcionar respuestas a las cuestiones morales[5][6].
Las normas defendidas por los científicos morales (por ejemplo, el derecho al aborto, la eutanasia y la liberalización de las drogas en determinadas circunstancias) se basarían en el cambiante y creciente acervo de la comprensión humana[7]. Incluso con el grado de ignorancia admitido por la ciencia, y las diversas cuestiones semánticas, los científicos morales pueden debatir de forma significativa cosas que son casi ciertamente «mejores» o «peores» para promover el florecimiento[8].
Valor cultural de la ciencia
La ética de la investigación científica varía según las disciplinas y los países, y este análisis pretendía comprender esas variaciones. Los autores revisaron la literatura y realizaron entrevistas para proporcionar a los investigadores, funcionarios gubernamentales y otras personas que crean, modifican y hacen cumplir la ética en la investigación científica en todo el mundo una comprensión de cómo se crea, se controla y se hace cumplir la ética en las disciplinas científicas y a través de las fronteras internacionales.
La ética de la investigación científica varía según las disciplinas y los países, y este análisis pretendía comprender esas variaciones. El objetivo de este proyecto era proporcionar a los investigadores, funcionarios gubernamentales y otras personas que crean, modifican y aplican la ética en la investigación científica en todo el mundo una comprensión de cómo se crea, se supervisa y se aplica la ética en todas las disciplinas científicas y a través de las fronteras internacionales. Los autores revisaron la literatura de todas las disciplinas científicas y realizaron entrevistas con expertos de Estados Unidos, Europa y China. La investigación tenía dos motivaciones: (1) informar a los investigadores y patrocinadores que se dedican a la investigación en disciplinas científicas emergentes y que pueden enfrentarse a nuevos retos éticos, y (2) informar a los patrocinadores de la investigación -incluidos los funcionarios gubernamentales- que desean fomentar la investigación ética sin alentar involuntariamente a los investigadores a realizar sus investigaciones en otras jurisdicciones.
Valores de la ciencia en la vida cotidiana
Los estudios que se centran en la investigación empírica de los valores morales generales de las personas, asumen implícita o explícitamente que éstos son relevantes para la explicación y predicción del comportamiento de las personas en la vida cotidiana. Las teorías dentro de la psicología moral contemporánea que apuntan a la conceptualización y medición de los valores morales generales de las personas, como la Teoría de la Fundación Moral (MFT) (Haidt y Graham, 2007; Graham et al., 2013) y la Moralidad como Cooperación (MAC) (Curry et al., 2019), suelen referirse a una explicación evolutiva para la existencia y el contenido de los valores morales. De hecho, esto solo tiene sentido cuando los valores morales identificados también influyen en el comportamiento real. Además, una razón importante para estudiar los valores morales generales de las personas parece ser su potencial influencia en la toma de decisiones y el comportamiento. Su relevancia para los investigadores (aplicados), así como para los responsables políticos, disminuiría considerablemente si se asumiera que los valores morales no afectan ni predicen los actos realizados en la vida cotidiana. La relación entre los valores morales generales y los comportamientos concretos que la gente realiza en la vida cotidiana1 parece, pues, una base importante del estudio empírico de los valores morales.